¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
El ritmo de vida actual es frenético y diariamente nos enfrentamos a situaciones que vivimos como amenazantes y que desencadenan la ansiedad, con excesiva frecuencia y durante demasiado tiempo.
A través de una terapia adecuada se logra bajar el nivel de tensión, relajarnos, recuperar un buen nivel de actividad y lograr el control de la situación.
Dentro de la ansiedad, se dan distintos trastornos, algunos de los más comunes son:
Fobias=Miedo a:
- Volar
- Los espacios cerrados
- Animales
- La sangre
Las personas que las padecen saben que su miedo es irracional y excesivo ante una situación u objeto determinado, no obstante, no lo pueden controlar, por lo que evitan dichas situaciones limitando su vida.
Ansiedad generalizada:
Se tiene una preocupación excesiva acerca de diversas áreas de la vida (la familia, el dinero, el trabajo o los estudios) se tiene la sensación de que cuando se soluciona un problema, aparece otro nuevo, por lo que se está constantemente preocupado.
Trastorno obsesivo compulsivo:
Las obsesiones son pensamientos, ideas que vienen a la mente de forma involuntaria que provocan altos niveles de angustia. La persona que las sufre tiene la sensación de que no se las puede quitar de la cabeza.
Las obsesiones más frecuentes son:
- Dudas repetitivas: miedo a no haber cerrado el gas o a haber dejado la puerta abierta.
- Sobre el Orden: tener la necesidad de tener todo colocado de determinada manera muy precisa y exigente.
- Posibilidad de contagio de enfermedades: miedo a contagiarse al dar la mano a alguien o al tocar el pomo de una puerta.
Las compulsiones son conductas que la persona tiene que realizar para reducir sus niveles de ansiedad o para prevenir que ocurra algún evento temido.
Por ejemplo, la persona que teme dejarse el gas encendido se levantará varias veces a comprobar que está apagado o la persona que teme contagiarse se lavará las manos repetidamente.
Ansiedad generalizada:
Miedo extremo, acompañado por algunos de los siguientes síntomas:
- Palpitaciones
- Sudoración
- Temblores
- Sensación de ahogo
- Mareos
- Miedo a morir
Tenemos la sensación de estar sufriendo un infarto y perdemos el control de la situación.
Es importante saber que, a pesar del malestar que provocan estas crisis, nunca se está verdaderamente en riesgo físico.
Al pasarlo tan mal, se suele generar miedo al miedo: miedo a que nos vuelva a ocurrir, por lo que limitamos nuestra actividad, a las situaciones que nos parecen seguras.